
¡Hola!
Me llamo Claudia Cordero y soy la artista detrás de Cordera.
Heredé de mi mamá el amor por la joyería artesanal y de mi abuela la pasión por lo hecho a mano. Crecí entre montañas, potreros y tardes de aventura entre árboles y barro. A los 9 años tuve mi primer collar de barro: una flor de varios colores que mi mamá me compró en una feria de artesanías. Lo usé con orgullo durante años, hasta que un día se quebró, y desde entonces supe que lo artesanal tiene su propio lenguaje: uno que pide ser cuidado.
Fui esa niña —y luego adolescente— que siempre tenía problemas con las reglas del uniforme por usar demasiados accesorios. Spoiler: no lograron detenerme. Muchos años después, los accesorios siguen siendo mi obsesión, tanto que hoy me dedico a crearlos con mis propias manos.
Durante la adolescencia experimenté mucho: hacía piezas con tela, felpa, algodón y abalorios. No sabía que esa exploración era el inicio de algo más grande. Fue en 2019, durante un intercambio universitario en México, que descubrí la cerámica… y fue amor a primera vista. Desde entonces, pude unir lo aprendido en la carrera de diseño de producto con mi amor por la joyería y la artesanía. Se abrió un universo creativo frente a mí, y así nació Cordera.
Me inspiro en lo pequeño, lo que muchas veces pasa desapercibido: una flor en el jardín, una hoja caída, un hongo escondido en la corteza de un árbol. Observar la naturaleza me devuelve el sentido del tiempo y del oficio. En un mundo que corre y produce sin parar, Cordera es una pausa. Es mi forma de recordarme —y recordarte— que las cosas valiosas toman tiempo, que somos parte de la tierra, y que crear también es cuidar.
Cordera es eso: un homenaje a la naturaleza y a lo hecho con alma.